Junto al barrio de Mala Strana, y visible desde toda la ciudad, nos encontramos con uno de los lugares favoritos de los praguenses: el Monte Petrín. Situado sobre una colina de 320 metros, puede accederse a él andando o en su famoso funicular.
BRICONSEJO: la subida al monte es durilla y si tenéis abono de transporte, os sirve también para el funicular, así que aprovechadlo. Sube cada 15 minutos.
Su “pequeña torre Eiffel” fue construida para la Expo de Praga de 1891 y tiene un mirador desde el que obtener unas maravillosas vistas de la ciudad. Junto a ella, una sala conocida como El Laberinto de los Espejos, igualmente construido para esa Expo, es una atracción poco concurrida que recuerda a las de los parques de atracciones con espejos que deforman y juegan con la perspectiva y la figura.
BRICONSEJO: las mejores vistas panorámicas de Praga, se obtienen desde el mirador de la torre de Petrín. Sólo se puede subir a pie.
A los pies del parque, cerca de la estación del funicular, nos encontramos el Monumento a las Víctimas del Comunismo, con figuras humanas que se van descomponiendo a medida que bajan escaleras.
Continúa en: plaza Wenceslao y la Praga Moderna